martes, 12 de mayo de 2009

Día 5, noche del lunes, 11 de mayo de 2009.

-Cariño, si ésta noche te apagas sóla el trasto sin llorar mañana te daré un botecito de bolitas de anís, vale?
- Síiiii, qué guay!

A las doce menos cuarto ha sonado la primera vez. He llegado a la cama y no lloraba, pero estaba muy enfadada y medio dormida aún. Le he empezado a hablar para intentar que apagara élla el chivato, pero no me escuchaba, una y otra vez, y élla sin mover un dedo, y el trasto pita que te pita… ha llegado mi marido y entre los dos intentando convencerla, pero para mí que estaba aún en el otro mundo… en un momento dado, su padre ha destapado el zumbador y ahí ya ha empezado a llorar como una descosida, pero no hacía absolutamente nada por apagarlo. La hemos amenazado con dejarla y marcharnos (cosa que hemos hecho como unas tres veces) y lo único que hemos conseguido es aumentar el berrinche hasta límites insospechados.

-Mira que te cuento tres, eh?

Nada. Sin respuesta, y nosotros cada vez más nerviosos. Y élla aún más.

Después de unos 20 minutos de intentar convencerla para apagarlo sin resultados, he dejado allí a su padre mientras yo intentaba calmarme (y el chivato sin parar de pitar y élla sin parar de berrear y de chillar) y cuando vuelvo, él había conseguido que se quitara élla el detector y lo veo cómo apaga él el botón. Hala, los 20 minutos de llanto tirados a la basura.

Hay que cambiar de estrategia porque esto es horroroso. No puedo oírla llorar así. No durante tanto rato seguido. Tengo que reflexionar y a ver si consigo cambiar el rumbo.

Como temía, ya que la primera meada ha sido temprado comparado con los otros días (que solía ser sobre las dos) a las seis y media de la mañana vuelta a empezar…o eso creía yo, porque cuando he llegado, sin decirle nada, se lo ha apagado sóla, ha ido al wàter y ha hecho un pipi como si fuera lo más normal del mundo. Me he quedado perpleja.

- mama, ¿hoy hay que trabajar?
- Sí, es martes, tu padre y yo a trabajar y tú al cole.
- …mama, como ya es de día ya no me pongas el chivato; como ayer, vale?
- De acuerdo, cariño. ¿te das cuenta de lo fácil que es quitártelo? Lo has hecho solita!. ¿Porqué no haces lo mismo la primera vez que suena?
- No lo sé, mama.
- Está bien. A dormir que es muy temprano.

No me lo puedo creer. Esto me da qué pensar. Casi estoy por decir que lo que le pasa la primera vez es que está dormida. Aunque esté hablando y sentada, ¡está dormida! Durante el día pensaré a ver cómo lo afronto ésta noche.

De momento, y para reforzar el condicionamiento positivo le he dejado las bolitas de anís, porque, al fin y al cabo, ésta última vez lo ha hecho muy bien. Se ha puesto muy contenta cuando las ha visto.