lunes, 11 de mayo de 2009

Día 4, noche del domingo, 10 de mayo de 2009.

Ha sonado a las 2, con el cabreo de turno, llantos, gritos… yo la entiendo, porque fastidia muchísimo que cuando estás en el mejor sueño un pitido te despierte de sopetón… me da penita, pero pienso que esto no va a durar mucho, pronto lo apagará sin llorar…o eso espero.
De todos modos, yo no la he ayudado, y no le ha quedado más remedio que apagarlo élla sola. Y la buena noticia es que ha amanecido seca! Son más de 6 horas sin escapes.

Día 3, noche del sábado, 9 de mayo de 2009.

A la hora de la siesta se lo pusimos (para mantener la coherencia). Se durmió sobre las 3 y a las 5 hubo un escape, pero sin llantos ni cabreo. Resignación, diría yo.

Por la noche…
-Cariño, ésta noche ya te lo tienes que apagar solita, quitar tú el detector y darle al botón, vale? Yo me levantaré todas las veces que haga falta, pero tú lo tienes que apagar, de acuerdo?
-Sí, mama.

Sonó de nuevo a las 2 de la mañana. Ésta vez nos levantamos los dos. Cabreo monumental, pero estaba despierta al llegar. Y de nuevo que no quería apagar el trasto. Negociar, negociar… mira que nos vamos, que sino lo apagas tú nos vamos…como un cuarto de hora así, hasta que al final lo hizo, pero estaba coloradísima, toda despeinada y con los mocos hasta el cuello…pelea de nuevo para levantarse del wáter. Cambio de sábanas y en dos minutos, frita.

A las 8 otro escape, pero las segundas veces ni llora ni se enfada. Debe ser que cuando se le escapa a media noche está súper dormida, y se despierta sobresaltada, empieza a llorar y luego ni siquiera quiere apagar el trasto, ya no hay quien la pare…en fin, en cuanto llegué a la cama estaba de pié y paró el aparato enseguida. Pipí enel wáter y a seguir durmiendo. Como era ésa hora me dijo que porqué no se lo quitaba ya, y así lo hice. Se levantó sobre las 10 seca.

La cosa va avanzando, hemos pasado de 3 pipís a 1, y de no querer apagar el trasto a hacerlo élla sola.

Día 2, noche del viernes, 8 de mayo de 2009.

-Mama, ésta noche el pañal, vale? Y mañana lo vuelvo a intentar.
-Bien.,
como quieras, pero lo tendremos que devolver mañana al cartero porque…tiene magia, y si se empieza y luego no se sigue, la magia se acaba.


-Ésta noche el pañal y mañana el chivato, mama.
-… además, el lunes tendré que ir a hablar con tu "señu", porque no puedes pasar a P5 haciéndote pipí en la cama, tendrás que repetir P4… tú misma…
- Espera que me lo pienso… (un buen rato) vale, el “chivato”, mama.
-Muy bien, entonces ¿sabes qué vamos a hacer? Mañana, cuando pase el cartero, le damos todos los pañales para que se los lleve a los niños que lo necesitan, vale?
-Sí, mama.

Sonó a las 2 de la mñana, cabreada como una mona, pero despierta. No quería apagar el zumbador, se pasó un buen rato llorando hasta que al final élla soltó el detector y yo le di al botón de apagado. Luego, estando en el wàter no quería levantarse para volver a la cama. Otra vez a negociar. En la cama no quería ponerse las braguitas. Negocia que te negocia…uf!! Al final se durmió.

Por la mañana…¡Sorpresa! ¡Se ha levantado seca!

Día 1, noche del jueves, 7 de mayo de 2009

Ha tenido muy buena predisposición, se ilusionó con el juego y con el aparato. Por la tarde lo probamos varias veces y lo ha desconectado élla solita y se la veía muy ilusionada.

Cuando sonó la primera vez eran sobre las 12 de la noche. No se despertaba. Pitaba y pitaba y no se despertaba. La tuve que “ayudar” a despertarse acariciándola y cuando oyó el pitido se pilló un berrinche de los de órdago. (Está claro que no lo oía) Como sé cómo van éstas cosas, no cedí y le pedí varias veces que desconectara élla el aparato, pero estaba cabreadísima. Al final opté por acompañar a su mano y lo hice yo. Luego tocó calmarla (y calmarnos) porque en ése momento tienes la sensación de tortura total y te sientes fatal. Después, mirando la situación desde la persepectiva, te das cuenta de que estás haciendo lo mejor para élla. Es como cuando hay que operarte por ejemplo de la vista, cuanto antes mejor. Claro que será desagradable, pero juntos lo vamos a superar. No quería volvérselo a poner, pero a la pregunta de si le poníamos el pañal la respuesta fue “NO”. ¡!


-Una cosa o la otra, peque, lo que tú quieras, cariño.
-Ni el chivato ni el pañal.
-Elige una cosa, cariño.
-Las braguitas.

Y le hemos puesto de nuevo el trasto. Eso sí, para compensar un poco el berrinche, su padre se ha acostado con élla hasta que se ha dormido.

A las 3 de la mañana ha sonado de nuevo. Ésta vez ya estaba despierta cuendo he llegado, pero no lo apagaba. He tapado el zumbador con una almohada porque se tapaba los oídos (le debe molestar muchísimo) y le he pedido que lo apagara. Ha empezado a cabrearse pero se ha controlado. Le he preguntado si la ayudaba y me ha dicho que sí.

-Venga chiqui, tú una cosa y yo la otra.
Élla se ha quitado la tira y yo he apagado el botón. Hemos ido al wàter pero no ha salido el pipi. Y vuelta a la cama.
-Mama, no quiero que pite más.
-Mira, cariño, ya se ha escapado el pipi dos veces, así que creo que se vuelva a escapar, y si lo hace, será sólo una vez, vale?
-Vale. Pero acuéstate conmigo, mama.
Bien! Sin llantos, sin nervios, un poco cabreada pero ya está. Menuda diferencia a la vez de antes.

A las 5 vuelta a empezar. Cuando he llegado estaba sentada (¡!) en la cama. He tapado el zumbador y ésta vez me ha dicho que empezara yo a ayudarla, así que he soltado la tira y élla le ha dado al botón. Visita al wàter (que no ha salido nada) y vuelta a la cama.

Al poner el trasto pitaba solo, porque tenía tanto pipi que saltaba la alarma. Dos veces lo hemos intentado y seguía pitando. Así que hemos acordado no ponerlo más por hoy.
Uff!! Menuda montaña de sábanas, braguitas, clacetines, edredón y manta para lavar y tener list apara ésta noche!.Pero estoy muy orgullosa de mi niña.

PREÁMBULO

Soy madre de una niña de casi 5 años con enuresis nocturna.

Antes de ser madre, yo también fui niña, y también sufría enuresis nocturna. Yo tenía 7 años cuando mi madre alquiló una alarma a una farmacia. Era una caja como la batería de un coche de la que salían dos cables con dos pinzas, que se ponían cada una en un trozo cuandrado de tela (era como metálica) con muchos agujeros. Se colocaba una tela debajo de la sábana bajera y la otra encima, y encima de ésta una toalla. Cuando se escapaba el pipí, se comunicaban y de la caja salía un pitido inaguantable. La terapia consistía en que yo tenía que levantarme a apagar la alarma, deshacer la cama y volverla a hacer. Mano de Santo. En poco tiempo se acabó el problema, y hasta hoy.


Siempre se lo agradeceré a mi madre, porque recuerdo la vergüenza que sentía cuando me peleaba con mi hermano y me amenazaba con llevar las sábanas sucias al cole, o cuando me iba de colonias… y entonces no habían pañales para niños mayores…todo eso se acabó con la alarma, que fue mi pesadilla durante unas semanas, y mi salvación para el resto de mi vida.

Mi hija cumplirá los cinco años al final del verano. Tanto su padre como yo sufrimos los inconvenientes de la enuresis de niños y, sabiendo que es hereditario, no nos extraña que a nuestra hija también le pase. El verano pasado ya intenté ayudarla a superar el problema levantándome cada 3 horas y cuando me levantaba élla ya estaba mojada 3 de cada 4 veces. Al final de verano desistí por las temperaturas nocturnas y por no haber ningún avance (además del agotamiento que acarreó). Pero durante el invierno, he estado mentalizando a la peque para que afronte con valentía e ilusión éste “trance” que ahora empezamos.


-Cariño, cuando venga la primavera y el buen tiempo, la mama te comprará un chivato que te ayudará a dejar de hacerte pipí.
-Sí, mama, que yo ya no quiero el pañal, me molesta.

No estoy dispuesta a que élla pase por lo que yo pasé. Y élla quiere dejar de hacerse pipí. Así que me pude manos a la obra e indangando, encontré la versión actual de aquélla caja que me ayudó a mí hace más de 25 años. Hay varios modelos en el mercado, y no voy a decir cuál he elegido yo porque no pretendo hacer publicidad de la marca.


Es precisamente en ésa búsqueda que me han faltado testimonios de personas que fueran más allá del “a mí me ha ido muy bien”. Necesitaba datos, sensaciones, vivencias personales… yo estaba llena de dudas y es por eso que ahora que lo vivo yo, pienso que puede ayudar a alguien mi testimonio. Por eso quiero conpartir las vivencias de mi hija y mías con quien lo desee. Espero poder aclarar las dudas de alguien. Si una sóla persona saca algo positivo, ya habrá valido la pena.